Componentes que provocan la erosión
Recomendaciones para la ocupación turística
Eliminar toda posibilidad de extracción de sedimentos, los cuales han sido aprovechados en otros lugares del mundo para la construcción (Paskoff, 1993).
Proteger la vegetación litoral, la cual juega un importante rol estabilizador de riberas móviles, considerando tanto a la vegetación de playa, duna y subacuatica, tales como las algas.
Impedir la construcción de rompeolas o revestimientos en la parte alta de la playa, sector que a menudo es alcanzado por pequeñas marejadas e incluso en pleamar (Peñuelas), ya que en este punto se produce un choque de la ola con la estructura, generándose una suerte de aceleración de los procesos de erosión y socavación, con la consiguiente pérdida de arena y la disminución de la pendiente del perfil de playa. Se recomienda la construcción o manutención de montículos de arenas o dunas artificiales para que actúen como un freno protector de la infraestructura, aunque se pierda lago de espacio “útil” de playa
Bahía de La Herradura
Zona de estudio
BIBLIOGRAFIA
Paskoff R. Geomorfologia de Chile Semiárido. Departamento de Publicaciones Universidad de La Serena. La Serena, Chile (1993).
Strahler A. Geografia Física. Ediciones Omega S.A. Barcelona (1975).
CONCLUSION
Se puede establecer una tendencia general progresiva del sistema de playas del área intercomunal La Serena-Coquimbo, situación que es posible de observar en las bahías de La Herradura y Tongoy. Sin embargo, las bahías de Coquimbo y Guanaqueros presentan una sectorización la cual traduce un tendencia progresiva generalizada, a excepción de sus extremos meridionales (Novoa, 1991b).
Considerándose lo anterior, se puede mencionar que la línea litoral de la bahía de Coquimbo ha variado significativamente, produciéndose un avance hacia el norte con respecto a la desembocadura del río Elqui, pero presentándose un retroceso hacia el sur de la desembocadura de dicho río. No cabe la menor duda de que dicho comportamiento de la línea de costa esta influida básicamente por la aportación de sedimentos por parte del río Elqui.
Ahora bien, con respecto a otros aportes sedimentarios provenientes de otros causes naturales presentes en el área, se puede apuntar lo siguiente:
La quebrada El Romeral podría estar aportando parte del material progresivo a la línea de costa.
Por su parte, el estero El Culebrón no aportaría en cantidad suficiente de material meteorizado como para mantener la línea de costa. Dicha situación produce necesariamente una tendencia progresiva en el norte y, a su vez, de tipo regresivo en el sur.
La bahía de La Herradura muestra en forma generalizada una tendencia de orden progresivo. Esto se debe específicamente a su forma cerrada, la cual le permite retener los sedimentos evacuados por los causes naturales por medio de las quebradas afluentes.
A su vez, la línea litoral de la bahía de Guanaqueros, muestra una tendencia de tipo progresiva en los tramos central y septentrional.
Finalmente, las líneas litorales de las bahías de Tongoy (Barnes y Tongoy) muestran una tendencia general hacia la progresión.
Proceso de erosión del Borde Costero
Los acantilados rocosos se erosionan bajo la acción del oleaje y retroceden al derrumbarse sus paredes. La velocidad del retroceso es extremadamente variable, desde imperceptible hasta 30 cm/año, dependiendo del proceso erosivo, del tipo de roca y de su grado de intemperismo. La situación de mayor riesgo es cuando un movimiento gravitacional se asocia con el retroceso y amenaza de derrumbar a toda infraestructura de vivienda, industrial y de carretera, situada a proximidad del borde inestable.
La dinámica general de una playa se caracteriza por la alternancia de la acumulación de detritos y la erosión de estos por el oleaje, según un ritmo muy variable, desde diario hasta estacional. Su forma y los sedimentos que la constituyen dependen en gran parte del tipo de costa abrasiva, acumulativa o mixta y del lugar de formación: playa alargada de mar abierto, playa de bahía, de ensenada o de caleta.
Las playas más peligrosas se encuentran en zonas con geodinámica activa debido a la neotectónica, a la sismicidad y a la subsidencia; condiciones geológico-estructurales que favorecen la inestabilidad; fuerte sedimentación fluvial en desembocaduras y litoral; y elevada energía meteorológico-marina. Los procesos erosivos llevan a un retroceso de la línea de costa, lo cual pone en peligro a las construcciones situadas en la parte más alta de la playa y conduce a un deterioro del aspecto estético de la misma.
La erosión costera es un problema tanto de corto plazo, relacionado con la incidencia de las tormentas, como de largo plazo, resultando de la exportación de sedimentos, de la elevación del nivel del mar, del incremento de las tempestades o de una combinación de estos. Es un proceso perturbador de magnitud baja a moderada, de frecuencia moderada a alta, de larga duración, de extensión grande, de baja velocidad inicial, de dispersión espacial difusa y período de retorno regular. Los peligros erosivos relacionados con eventos de gran magnitud como son las tormentas, están más confinados en cuanto a área y duración, porque la predicción a corto plazo de estos eventos meteorológicos es bastante precisa, y su velocidad inicial es relativamente baja.
INTRODUCCION
Esta utilización trae como consecuencia la degradación del recurso litoral el cual es esencialmente escaso, además de provocar un impacto de tipo negativo sobre las áreas urbanizadas aledañas a estas áreas de recreación (Andrade y Castro, 1987 y 1989).
La problemática tiene como eje temático la determinación de las variables que presenta la línea de costa perteneciente al sistema de bahías del área intercomunal La Serena-Coquimbo, las cuales presentan básicamente tendencias de tipo regresivo y progresivo (lo que se traduce en un avance o retroceso de las playas).
El área reseñada se encuentra enmarcada dentro de la zona que se conoce como Chile semiárido (Paskoff, 1970). Cubre el frente arenoso de las bahías de Coquimbo, La Herradura, Guanaqueros, Socos (Tongoy) y Tongoy (IV Región).
Se puede señalar que la variabilidad experimentada en las líneas de costa se debe básicamente a acciones de tipo antrópico. Una de estas se refiere a las gestiones de planificación del uso turístico de este sistema de playas, la que evidentemente afronta una creciente presión para ser ocupado para la edificación destinada a este tipo de actividad lúdica.
Pero, dichos emplazamientos construidos en la inmediaciones de la línea litoral, presentan el inconveniente derivado justamente de la regresión de la línea de costa: este fenómeno hace prever un potencial colapso de dichas construcciones e infraestructura (edificios y vías de comunicación), debido a la potencial perdida del cordón protector de arenas (playas y dunas), no existiendo normas de protección que aseguren su estabilidad futura ni la posibilidad de revertir el proceso regresivo.